Cuando hablamos de fotografía, seguramente lo primero que se nos viene a la cabeza es un paisaje, como el mar o un atardecer pero también retratos, como fotos de tus amigos, primos o incluso una estrella de Hollywood. Pero dentro de los retratos, centrémonos en el autorretrato. El autorretrato implica la creación de una imagen cuyo sujeto es el propio artista. Lo mismo puede ser una escultura, que una pintura o una fotografía. Sin embargo, un autorretrato es mucho más que una representación visual mimética del artista, sino que también busca plasmar la esencia del artista de alguna forma. Todos los fotógrafos o artistas en general han tenido la necesidad de autorretratarse en algún punto de su trabajo. Vamos a centrarnos en el autorretrato visto desde el punto de vista de la fotografía. Cuando una persona decide fotografiarse a sí misma, plasma más que su rostro y cuerpo, plasma sus gustos; su estilo, su luz favorita, su lugar favorito, la ropa en la que se siente cómoda o la representa, un rincón que le parece especial. Todo esto inmortalizado aunque sea en segundo plano. Hay infinitas formas e infinitos artistas que hacen del autorretrato un arte como Francesca Woodman, Flora Borsi y Vivian Maier. Tres mujeres de épocas diferentes que plasmaron más que su figura en una fotografía, plasmaron sus vidas
Francesca Woodman
Francesca Woodman nació el 3 de abril de 1958 en Denver Colorado y se suicidó en 1981 a los 22 años. En su corta vida nos dejó más de 800 obras fotográficas, desnudos fantasmagóricos, juegos surrealistas y una sexualidad tan ansiosa como etérea, todos ellos fotografías cuadradas en blanco y negro.
Francesca
Woodman nació en el seno de una familia de artistas que le
inculcó el arte como una prioridad. Su padre era
fotógrafo y pintor y su madre era escritora y ceramista. Francesca se introduce
en el arte siendo una niña, al principio, a través de la pintura pero
el interés por la fotografía despertó a la edad
temprana de 13 años cuando su padre le regala una cámara fotográfica. Sus fotografías
reformulan la imagen de la mujer.
En la primera obra vemos
a Francesca tumbada en un silloncito que
se encuentra en la esquina de una habitación recibiendo la luz de una ventana.
En la pared están colgados tres pares de medias de medio muslo. Ella se
encuentra tumbada de espaldas a la cámara, estirada con los brazos cayendo por
encima de su cabeza ya que el sillón es
demasiado pequeño como para que entren. Está vestida con tres ligueros, uno oscuro,
otro claro y otro oscuro atado a unas medias claras, medias iguales a las que
están puestas en la pared. El primer liguero se encuentra a la altura de los
pechos de tal forma que de estar de frente se los taparía, el segundo en la
cintura y el último en la cadera. Es una foto en blanco y negro con un plano
entero
Desde mi punto de vista
y sabiendo la intención que buscaba plasmar Francesca en sus fotos (un nuevo
enfoque del cuerpo e idealismo femenino y luchar contra la imagen de este en su
época) considero que buscaba criticar el uso de la ropa interior femenina, de
que se tuviera que tapar el cuerpo de la mujer con algo más que la ropa y de
tener que decorarlo con encajes y medias a medio muslo, pero por que las
mujeres no lo hacían porque así quisieran verse, si no porque así querían
verlas. Carece de sujetador y de calzas, solo ha querido tapar su cuerpo con ligueros
(una prenda siempre sexualizada) y dando la espalda, así es como ha tapado su cuerpo al espectador, y no como
lo impuesto, aunque taparse ya lo esté siendo.
En la segunda imagen aparece tumbada en el suelo como si estuviera inconsciente, sobre una moqueta de estampados florales. Está tumbada sin mirar a la cámara, no aparece de cuerpo entero y la mitad que sale, tiene el brazo extendido. Tiene el pelo suelto y lleva un vestido por las rodillas de vuelo. Por el brazo que tiene extendido (el izquierdo) está arrastrándose una pequeña serpiente o culebra. Es una foto en blanco y negro con un plano nadir.
La segunda imagen la
interpreto como el segundo mensaje que básicamente exhalaban la mayoría de sus
fotografías, y este es la idea del suicidio, pensamiento que tuvo varias veces
y fue causa de su muerte después de varios intentos. Estéticamente me encanta
esta fotografía, con solo dos elementos entiendes perfectamente el contexto,
independientemente de que sepas su historia o no, sabes que habla de la muerte.
De todos los materiales visuales que podría haber usado , solo ha empleado su
portura y un pequeño animal, el cual lo dice todo.
Vivian Maier
Maier nace en 1926 en Nueva York aunque vivirá en Francia el
primer periodo de su vida. Con 25 años, en 1951, vuelve a Estados Unidos y
comienza a trabajar de cuidadora y niñera para familias de clase media-alta.
Maier, según pintan testimonios sueltos, vivía sumida en un mutismo total. Era
reservada y hermética. No se le conocían familia ni amigos. Su cerrazón se
combinaba con una pulsión por acumular todo tipo de objetos y pilas de
periódicos. Vivian Maier llevaba una cámara colgada al cuello siempre que no
estaba en desempeño de su trabajo como niñera, y a veces hasta estando con los
niños. Privilegió la fotografía de calle con
un marcado tinte humanista y se coló en el cuadro, constantemente, para
auto-representarse. Vivian
Maier trabajaba en
la calle; fotografió muy poco en su espacio íntimo, y se trató prácticamente
siempre de autorretratos. Nunca reveló su material. En diciembre de 2008, cuando caminaba sobre
hielo, se cayó y golpeó en la cabeza. Fue llevada a una residencia de ancianos
en Oak Park donde falleció cuatro meses después el 21 de abril de 2009, a los 83 años. Cuando Vivian Maier falleció en una casa de retiro
seguramente se le vio solamente como una mujer mayor, sola, ex-niñera, sin
mayor importancia hasta que en una venta de trasteros se encontró su obra
Voy a hablar de estas dos fotografías de Vivian ya que me
parecen la mejor representación de Vivian; una niñera que vivía entregada a su
trabajo ya que era niñera a tiempo completo al ser interna, que sacaba tiempo
para la fotografía (e invertía su poco dinero en ella) y que era una mujer
solitaria. También me llaman mucho la atención el espacio donde toma las fotos,
la postura de la niña, la calma que me transmiten y las luces que capta Vivian.
La primera imagen está tomada en la calle, en un reflejo. Podemos ver detrás de ellas la calle, con coches pasando y letreros de tiendas. Al lado de Vivian hay una de las niñas que estuvo a su cargo como niñera. La niña va vestida con un vestido y lleva el pelo recogido. Vivian va con un mono de manga corta y un sombrero. La foto esta sacada en blanco y negro y a plano medio.
Cuando veo esta foto, escucho los coches y sus bocinas de fondo, me imagino el momento en el que Vivian paseando con la niña y su cámara, pasan por un reflejo, se para y le pide a la niña que pose para fotografiarse porque eso es lo que siento con las fotos de Vivian, como capta ese momento por la luz, el espacio o porque simplemente encuentra la oportunidad para fotografiarse. Puedo sentirme como que estoy al otro lado del cristal contemplándolas igual de serenas que ellas se contemplan a sí mismas en el reflejo.
En la segunda imagen vemos a Vivian, sola. La foto también está tomada en el reflejo, en este caso de un espejo del mueble colgado en un baño. No hay nada en las paredes, son lisas y encima del mueble hay un recipiente de cerámica. La foto tiene un contra luz, con los rayos que entran por la ventana que esta tras ella. Vivian lleva un vestido de cuadros y tiene un rostro serio. La foto está en un blanco y negro verdoso y es un medio plano también
En esta foto veo a Vivian, solo ha ella y la luz, nada me distrae. Considero que esta foto la sacó por la luz que se había creado en ese rincón, ya que ella jugaba mucho con las sombras y brillos, además de que no solía retratarse en las casas de las familias. En los autorretratos de Vivian considero más difícil encontrar una representación sobre una intención más allá que la de tirar la foto porque ese espacio en concreto le gusta por las condiciones que se dan en el, ya que ni revelaba las fotos ni buscaba posturas o poner decorados, no apreciaba su trabajo porque no lo preparaba, si no solo captaba un segundo en el tiempo, que como ya había vivido y visto ella, no necesitaba volver a ver.
Nadie sabe excepto la propia Vivian, el porqué secaba tantas fotografías y luego no revela ninguna. Pero yo tengo una teoría al porque de las dos. Su madre era fotógrafa, por lo que de muy pequeña estuvo influenciada por este mundo y como niñera, sumando sus tiempos libres más los paseos y los ratos que pasaba con los niños se podía dedicar a la fotografía.
Considero que detrás de las fotografías de Vivian no se esconde un trasfondo más allá de lo estético, o por lo menos en la mayoría de ellas. No eran fotos preparas, ni siquiera los autorretratos, todas eran fotos de sucesos efímeros ya fuera porque eran personas andando, le gustaba como se veía la luz o como daba en un punto especifico etc. Y justo por esto mismo considero que este era el motivo por el cual no las revelaba, porque ella fotografiaba lo que veía y le parecía estético, admirable, inusual etc. Pero ella ya lo había visto, y además a color, no necesitaba volver a verlo.
Hasta ella se consideraba una especie de
espía, fotografía a las personas siendo y sin ser consciente de ello, porque
ante todo solo busca plasmar lo que veía antes de que cambiase y ya lo le
gustara. Y en el caso de transmitir algo con sus fotos lo hacía a elegir que
fotografiar, podemos ver muchas mujeres y escenas de maridos chillando así
mujeres o por lo contrario yendo de la mano.
Todo esto tiene fuerte relación con la visión que tenia Vivian de los hombres por su pasado, no se sabe muy bien pero muchos de los niños que cuido explicaron que hacia los hombres era muy reacia e incluso les tenía miedo.
No considero que fuera una persona feliz y más aun sus últimos años de vida. Siempre estuvo sola y no solía relacionarse mas allá de las familias y los niños con los que vivía. Además la describían como una persona triste y distante, muy reservada. Creo que a día de hoy si estuviera viva no le gustaría la fama justo por esto mismo, no le gustaría ser conocida tener que presentar y asistir a sus exposiciones, además de que no creo que le gustar compartir sus fotografías ya que era muy reserva como para compartir su vida y su mayor pasatiempo.
Flora Borsi
Flora Borsi joven húngara de apenas 26 años sabemos que estudió en la universidad Moholy Nagy de
Budapest, que es hija de un ingeniero apasionado de la
fotografía clásica y que empezó joven.
Cuenta que le gustaba el dibujo y su hermana le regaló una suscripción a
Phosohop. Empezó por jugar con las fotografías que se bajaba de Google. De ahí
paso, como un paso lógico, a la fotografía. A
los quince años ganó una Canon Eos en un concurso. Flora Borsi no trabaja con
modelos. Es ella misma la modela, que se repite una y otra vez en todas las
imágenes, con flores, mariposas, pájaros tropicales, gatos, peces, o con el
mapa mundi marcado en tinta sobre la geografía de su cara. Muestra la voluntad
de controlar todo el proceso, desde la idea hasta la posproducción. Asegura que se siente muy deudora de la imaginación de Tim Walker, un fotógrafo que
ha llevado el mundo de la imaginación más fantástica a la fotografía, pero
también por Itsvan Sandorfi, uno d elos grandes pintores húngaros.
En el primer
autorretrato está flora rodeada de una neblina azul y su cuerpo es semitransparente, gracias a eso
es que podemos ver su caja torácica en la que en vez de órganos hay un pájaro rojo
que esta echando a volar envuelto por sus costillas. Tiene el pelo suelto, un
poco revuelto y su rostro denota preocupación. La foto está en color y es un plano americano.
Lo que interpreto es
como las cosas en vuelven hasta el punto de obstaculizar a flora como un denso
humo. Y que su alma, su corazón que se desangra ,
representado como un pájaro rojo que está perdiendo las plumas, busca ser libre, salirse de la jaula que
crean sus costillas y volar. También que su modo de expresión en cierto modo le
hace libre y transparente, ya que su arte no deja de estar plasmando sus
sentimientos y pensamientos
La segunda fotografía trata
de flora tras un cristal con una camisa de tirantes sencilla blanca y posando
de perfil sobre un fondo azul. Sobre el cristal hay un borrón de maquillaje que
entre deja ver su cara. La fotografía es a color con un plano medio.
He dejado esta fotografía
para el final ya que Flora es la más deferente de todas las fotógrafas
anteriores respecto a su técnica. Ella no plasma lo efímero si no su trabajo
con el maquillaje. Y justo de eso va esta obra o así la entiendo yo. El maquillaje
no es parte de ella, como muestra al estar sobre un cristal, y no su piel. Pero
también la acompaña y repercute en ella, le da otro personaje, otro rostro incluso
pero nunca la llegará a tapar o eclipsar. Simplemente es una herramienta para
expresarse